Entrevista a Vicente Guerrero, Párroco de Almuñécar
Llegó hace tres meses y medio de Castell de Ferro para ponerse al frente de la Parroquia sexitana. Vicente Guerrero se ordenó sacerdote con 24 años, ahora con 35 es el guía de los cristianos de Almuñécar. Y como queremos conocerle mejor y saber algo de su vida, de su forma de ser, de sus proyectos e ilusiones, mantenemos una agradebla conversación con él en la víspera de la Navidad.
El anterior Párroco, Eugenio Valero, llegó a Almuñécar con poco más de 40 años y se ha jubilado aquí hace apenas unos meses.
- “Pero yo no creo que esté tanto, son muchos años, además creo que no interesa estar tanto tiempo en una misma parroquia porque te acomodas y pierdes el ánimo y el espíritu que tienes cuando comienzas”.
Al ser un párroco muy joven, nos preguntamos si habrá sido bien recibido por todo el mundo.
-“La gente te acepta bien si no vienes con ínsulas o frialdad. Yo lo dije el primer día, vengo a servir a mi iglesia. Unas veces lo haré mejor y otras pero, pero lo que intentó es poner lo que yo soy al servicio de la Parroquia. La gente me ha aceptado bien, creo que ha influido que soy un hombre con las ideas muy claras, no soy rígido en las formas y tengo cierto don de palabra, algo que me facilita mucho las cosas y me ayuda a llegar a la gente”.
Me comenta que tiene muy claro cuál es su labor, lo que quiere y lo que el Señor quería de él cuando le eligió.
-“Me gustaría construir una Parroquia abierta al mundo. Una parroquia que se acerque a la gente con las puertas abiertas, que acoja y no eche a nadie. Que muestre lo que es la bondad y la Esperanza. Lo que predicamos en los evangelios y lo que vivimos en la eucaristía debe ser un reflejo de lo que somos fuera y eso tengo que saber transmitirlo al pueblo de Almuñécar, aunque yo solo no puedo. Necesito una Parroquia participativa, viva y abierta a todos para que todos y cada uno de ellos me ayuden a conseguirlo”.
El nuevo Párroco reconoce que las Cofradías hacen una gran labor de Iglesia por lo que se siente muy unido a ellos.
-“Cuando me reúno con ellos, con el presidente, Javier Zarcos, que es una gran persona, con los hermanos mayores, con los cofrades, a todos les transmito que cuando salen a la calle es la Iglesia la que sale en esa procesión. No son un grupo de amigos sacando una imagen, forman parte de la Iglesia y deben servir de ejemplo. En las cofradías de Almuñécar hay siete u ocho mil personas y todos ellos forman parte de mi Parroquia por lo que tengo que ayudarlos, protegerlos, guiarlos en lo que pueda y quererlos. Lo mismo sucede con los catequistas, los ministros extraordinarios, los voluntarios y usuarios de Cáritas, los que vienen cada día a misa. A todos los quiero porque gracias a todos ellos puedo hacer mi labor”.
La rigidez, la incomprensión, e incluso la distancia que marcan algunos sacerdotes, pueden provocar -en ocasiones- que haya gente que no se sienta a gusto en la Iglesia.
-“Es cierto, pero yo soy de los que piensan que un Sacerdote debe saber que todos los que entren por su Iglesia se deben sentir acogidos y queridos. El que entra por la puerta de la Iglesia lo hace porque necesita algo, y aunque las normas hay que cumplirlas, eso no quita que intentemos ser capaces de transmitir un evangelio ‘llanico’ y comprensible, celebrando la liturgia con mucho respeto pero con cariño y de forma que todo el mundo la entienda. Yo represento a Jesucristo y eso es una gran responsabilidad y por lo tanto debo darles todo ese cariño y el acogimiento que buscan en su Iglesia”.
Vicente Guerrero tiene como principal pretensión que la Iglesia de Almuñécar llegue a todos.
-“Pretendo que esta sea una Iglesia cercana, más llana y próxima a su pueblo. Eso es lo que quiero de esta Parroquia. Yo soy de pueblo, nací en Guejar Sierra y soy un hombre sencillo, por lo que quiero transmitir un mensaje sencillo y ayudar a los demás de forma sencilla”.
Cuando le pregunto por la labor de Cáritas y por la solidaridad de los vecinos me contesta: “Aquí la gente es un primor”.
-“Don Eugenio y el resto de los sacerdotes han hecho aquí una gran labor porque gracias a ellos esta Iglesia es tan grande, tan humana y tan solidaria. En estos momentos hay más de 600 personas que acuden a Cáritas cada día. Aquí la gente es un primor, el pueblo se vuelca con Cáritas. La solidaridad que he encontrado aquí es envidiable y eso es algo que se ha logrado con mucho trabajo a lo largo de los años, desde Manolo Olivares que lleva en Cáritas toda la vida hasta el último voluntario que ha llegado. Y lo bueno que tiene Cáritas es que lo que se da se recibe en forma de satisfacción al saber que estas ayudando a otros. Cada uno de los que reciben ayuda forma parte de la realidad de la vida, necesitan a alguien que les escuche y les quiera, y mientras se haga el bien me da igual de donde venga o el color que tenga. Cáritas, Manos Unidas, o el colectivo que sea son brazos de la Iglesia y están aquí para darles la respuesta que esperan encontrar los que se sienten solos y desamparados. Aquí la gente está muy concienciada con compartir lo poco o mucho que tengan y eso no se ve en todas partes”.
Nos gustaría saber si se ha marcado algún reto y me responde que no es persona de retos ni proyectos, sino de ir logrando poco a poco y día a día que las cosas funcionen.
-“No soy de retos porque esta es una labor que nunca acaba. Dios me escogió un día y ahora me ha puesto aquí, supongo que será por algo. Por eso espero lograr que la gente sea capaz de ver y sentir esta Parroquia como su casa y que sepan que si vienen van a ser bien recibidos, que esta es su casa y que aquí se les quiere”.
Antes de marcharnos y ya que nos encontramos en Navidad, fecha en la que todos nos sentimos más buena gente, más humanos y solidarios, le pedimos a Vicente Guerrero, Párroco de Almuñécar, que nos utilice para transmitir su mensaje navideño.
-“Es cierto que en estas fechas hablamos más de alegría, ilusión y felicidad, pero también es una realidad que hay muchos que no sienten esa alegría porque lo están pasando mal por diferentes causas. Es especialmente a ellos a los que les pediría que mantengan la esperanza porque seguro que tarde o temprano encontrarán a alguien que puede ayudarles. Dios nunca abandona a sus hijos y siempre pone en el camino de cada uno a quien puede ayudarle, de ahí que les pida que, aunque todo parezca estar muy oscuro nunca pierdan la esperanza, porque ese túnel de tristeza, desconsuelo y dificultades tendrá un final, y aunque todo parezca estar muy oscuro la luz de Dios les ayudará y todo mejorará para ellos”.
Muchas gracias por su amabilidad y Feliz Navidad.