La Herradura trata de impedir que trasladen a su párroco


Para los anales de la historia de la comarca costera quedará la movilización que protagonizó Albuñol, hace ahora siete años, para tratar de evitar la marcha del joven párroco que se había ganado el corazón del pueblo y cuyo traslado decidido por el Arzobispado provocó manifestaciones callejeras y estuvo a punto de costar una depresión general al pueblo. Menos efusivos pero igual de dolidos están ahora en La Herradura. La comunidad católica de la localidad ha recibido, «de un día para otro», la noticia de que se quedan sin su querido párroco, Rubén del Pino, que ya no ha oficiado la misa este pasado fin de semana. El sacerdote lo anunció la pasada semana durante la misa y, según cuentan distintos católicos herradureños, «la iglesia echó a llorar». Y es que Rubén Pino, debe ser un cura como la copa del árbol de su apellido, a juzgar por las bondades que hablan de él los vecinos que frecuentan la iglesia. El sacerdote, natural de Maracena, llegó hace cinco años a la localidad costera ya le califican «el mejor párroco que ha tenido nunca La Herradura». Y eso es mucho decir, teniendo en cuenta que son parroquia autónoma desde 1907.

El traslado del párroco ha caído así como un mazazo entre la comunidad católica del pueblo, que se debate entre la pena, la sorpresa, el malestar y la indignación ante una decisión del Arzobispado que entienden «precipitada y sin motivo». Por eso han pedido audiencia en el Arzobispado para tratar de que les escuchen y rogarles que vuelva el párroco.

«Tenemos mucha decepción y pena, impotencia porque le han dado la orden sin dejarnos margen a hacer nada. Se lo dijeron un viernes y el domingo tenía que irse. No nos han dado margen ni oportunidad de hablar y pedirle al arzobispo que no lo haga. Pero lo vamos a pelear, hemos pedido cita igualmente», explica contrariado Antonio Almansa, el hermano mayor de la Cofradía de La Herradura. Dice que el sacerdote se encontró una iglesia «llena de trampas» y que la ha dejado con dos mil euros de superávit y que al margen gestión económica, ha dado el do de pecho en plena crisis económica ayudando a las familias más necesitadas de La Herradura. Otro gesto muy valorado por los herradureños es que el párroco «ha arreglado con sus manos la iglesia entera». «Ha mejorado la iglesia, no sólo físicamente sino en el más amplio sentido de la palabra, es muy querido en el pueblo», afirma Juan Manuel de Haro, periodista y vecino de La Herradura.

También emotivas palabras al párroco le dedicó el anterior hermano mayor de la Cofradía y actual teniente alcalde del pueblo, Juan José Ruiz Joya, que incide en la pena y el malestar que el traslado ha provocado entre la comunidad católica herradureña. «Ha reformado por completo la iglesia, ha potenciado la catequesis... Es que no entendemos esta decisión de un día para otro, no lleva mucho tiempo, sólo cinco años», apunta Ruiz Joya.

En cuanto al sacerdote –aunque probablemente la procesión vaya por dentro– parece llevar mejor la marcha que los propios vecinos. Al menos así se desprende de las palabras que pronunció ante los feligreses cuando le entregaron un regalo de recuerdo. «Yo siempre me voy a acordar de vosotros, pero me podéis hacer un regalo mejor. Lo mejor que podéis hacer por mi es mimar vuestra iglesia y la comunidad parroquial, que es vuestra. Los curas estamos hoy aquí y mañana en otro lado pero vuestra parroquia es vuestra, de vuestros hijos y nietos. Lo demás, estamos de paso»

Fuente: Ideal