El recorte será consecuencia del denominado dividendo digital: es necesario liberar parte del espectro radioeléctrico para desarrollar tecnologías de telefonía móvil 4G, para lo cual hace falta reordenar las frecuencias.
El plan previsto por el anterior Ejecutivo suponía un coste de 800 millones. Para ahorrarse ese dinero ya recaudado, Industria decidió dejar en la mitad el número de canales de las privadas,pero su resistencia a perderlos justo cuando despegan y después de gastar millones en los últimos años, ha llevado al Gobierno a cambiar su planteamiento.
Tras varias reuniones con Uteca (asociación que agrupa a las privadas), desde Industria se llegó a dar por hecho un acuerdo inexistente, pero el ministro, José Manuel Soria, acabó por admitir que no habrá ninguna imposición. Los tiros apuntan ahora a las cadenas públicas. La solución pasa por reducir los canales que tienen RTVE y las autonómicas, lo que tendría menos trabas legales e incluso navegaría a favor de corriente.
De momento, el Gobierno no especifica cómo quedaría el nuevo reparto, pero la idea es que RTVE renuncie a uno de sus dos múltiplex (cada uno tiene capacidad para cuatro canales),que las autonómicas también prescindan de otro (no están para quejarse mucho) y que entre todos los operadores privados pierdan cuatro canales en total. Si se procede a una compresión de la señal, estudios realizados por Abertis confirman que la medida es posible—, se podría pasar de un modelo con seis múltiplex de cuatro canales (24 en total) a cuatro múltiplex de cinco (20 en total).
Con esta solución, la gran perjudicada sería la televisión en alta definición, que ocupa más ancho de banda, por no hablar de los nunca desarrollados servicios interactivos con los que se anunció en nuestro país el advenimiento de la TDT. Por otro lado, seguir con esta reducción de canales no evitaría tener que hacer reajustes en las antenas de las viviendas y comunidades de vecinos de toda España, pero evitaría una resintonización total, como ya ocurrió con el apagón digital, con los costes que ello supone, no solo económicos.